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Verano con propósito: tiempo libre que forma carácter

Verano con propósito: tiempo libre que forma carácter

El verano llega, y con él, una oportunidad irrepetible: compartir más tiempo con nuestros hijos. Para muchos papás y mamás, tener a nuestros hijos en casa durante semanas puede parecer un reto… pero también es una enorme oportunidad.

El verano llega, y con él, una oportunidad irrepetible: compartir más tiempo con nuestros hijos. Para muchos papás y mamás, tener a nuestros hijos en casa durante semanas puede parecer un reto… pero también es una enorme oportunidad. No se trata de llenar el calendario de actividades, sino de darle sentido al tiempo libre, aprovecharlo para formar virtudes, y fortalecer el vínculo familiar.

Y la buena noticia es que no necesitas grandes viajes ni presupuestos para lograrlo. Estudios recientes muestran que lo que más impacta en el bienestar y el desarrollo emocional no es la cantidad de actividades, sino la calidad del tiempo que comparten con sus padres (Nikiel & Kędzierska, 2025; Wanka et al., 2025).

Por eso, hoy te compartimos 7 ideas sencillas y poderosas para vivir un verano con propósito… y dejar huella.

 

1. Planifiquen juntos la semana

¿Tu hijo suele quejarse de estar aburrido? ¡Involúcralo en la organización! Hacer juntos un calendario semanal con tiempo para descansar, hacer algo en familia, colaborar en casa o salir, le da sentido al día y lo hace partícipe.

¿Por qué funciona? Porque cuando nuestros hijos sienten que tienen voz en sus decisiones, desarrollan autonomía y responsabilidad. Además, se reduce la resistencia a cooperar.

 

2. Salgan al aire libre (aunque sea al parque)

Una caminata, regar juntos las plantas, andar en bici, ver el atardecer, visitar algún lugar nuevo en la ciudad. No tiene que ser un viaje, basta con “salir del modo casa”. La naturaleza calma, relaja y conecta.

¿Sabías qué...? Pasar tiempo al aire libre reduce el estrés, mejora la concentración y fomenta el diálogo espontáneo. Los niños y adolescentes que se activan físicamente durante el verano presentan mejor salud emocional (Wanka et al., 2025).

 

3. Pongan un alto (amable) a las pantallas

No se trata de prohibir, sino de poner acuerdos. Por ejemplo: nada de pantallas durante las comidas, o después de cierta hora. Y entonces… crear alternativas: juegos de mesa, música, lectura, manualidades, cocinar algo.

¿Por qué importa? Porque el exceso de pantallas se relaciona con mayor ansiedad y peor rendimiento escolar. En cambio, actividades como pintar, leer o escribir fortalecen habilidades cognitivas y creatividad (Nikiel & Kędzierska, 2025).

 

4. Denle sentido a las tareas del hogar

No es solo “haz tu cama” o “lava los platos”. Es: “esto nos ayuda a todos”, “tu colaboración importa”. Invítalo a preparar algo de comida contigo, cuidar una planta, arreglar algo juntos. Que no lo viva como castigo, sino como parte de un equipo.

¿Sabías qué...? Los niños y adolescentes que participan activamente en su casa desarrollan más empatía, autonomía y sentido de pertenencia (Brännlund et al., 2017).

 

5. Creen un proyecto juntos

Restaura un mueble, arma un álbum familiar, graba un video divertido, transforma su recámara o preparen una receta de la abuela. Los proyectos compartidos generan recuerdos que duran… y también enseñan paciencia, creatividad y trabajo en equipo.

Punto extra: Estos proyectos también les dan temas de conversación y conexión emocional.

 

6. Momentos sin pantallas = momentos con presencia

Acuerden “zonas libres de pantallas (celular, ipad...),”: puede ser la mesa, la sala o la primera hora del día. El ejemplo de los adultos es clave. Aprovechen esos ratos para platicar, compartir un desayuno o comidas largas o simplemente estar juntos.

Lo que dice la ciencia: La reducción de pantallas mejora la comunicación familiar y el bienestar emocional (Wanka et al., 2025).

 

7. Dale libertad con respaldo

Deja que tu hijo decida ciertas cosas: qué libro leer, qué actividad quiere hacer hoy, cómo organizar su tarde. Estar presente no significa controlar todo. La libertad acompañada es la clave del crecimiento.

¿Por qué es tan importante? Porque la verdadera autonomía se construye con confianza mutua, no con imposiciones. Y cuando se sienten capaces, florecen (Hardy et al., 2006).

 

En resumen…

Idea

 Fomenta

Planificar juntos

Responsabilidad, organización

Salir al aire libre

Bienestar, conexión

Limitar pantallas

Autocontrol, creatividad

Tareas con propósito

Gratitud, empatía

Proyecto familiar

Trabajo en equipo, paciencia

Zonas sin pantallas

Atención, diálogo

Autonomía guiada

Confianza, madurez

 

Cierra el verano con algo más que recuerdos

Un verano con propósito, solo necesita de ti.
De tu tiempo, tu mirada atenta, tu voz tranquila y tu corazón presente.
Cuando acompañamos a nuestros hijos con amor, libertad y sentido, el tiempo libre se convierte en algo mucho más grande:
una oportunidad para fortalecer vínculos, sembrar virtudes y construir recuerdos que los acompañarán toda la vida.
Los días de vacaciones no se quedan solo en fotos o salidas. Se quedan en lo que sembramos: conversaciones, valores, momentos reales. Con un poco de intención, este verano puede ser mucho más que “tiempo libre”: puede ser tiempo formativo, tiempo de calidad, tiempo que forma carácter.

 

 

Artículo redactado por Wendolyne Juárez Beguerisse
Mamá, psicóloga y especialista en liderazgo educativo, comprometida con sembrar valores en familia

 

Fuentes consultadas:

  • Hardy, S. A., et al. (2006). Adolescent motivations to engage in pro-social behaviors. Journal of Personality, 74(4), 1121–1147.
  • Nikiel, Ł., & Kędzierska, M. (2025). Leisure time activities in adolescents as factor in well-being at school and academic performance. Psychologia Rozwojowa, 28(4), 79–92.
  • Wanka, F., et al. (2025). Leisure activities of adolescents—associations with demographic characteristics, well-being and parental leisure engagement. Pediatric Research.
  • Brännlund, A., et al. (2017). Family involvement in adolescents’ responsibilities and its relation to well-being. Child Indicators Research, 10(2), 345–360.