
Regresar a clases implica algo más que horarios y uniformes.
Se acerca esa mañana en la que todo empieza
Puedo imaginar esa escena: son las 6:18 a.m. del primer día de clases. Una mamá llama desde la cocina: “¡Ya está el desayuno!” … pero la mesa sigue vacía. Uno de los niños aún sigue entre las sábanas, con la cara pegada al iPad que no quiere soltar. El otro se cambia de ropa lentamente, mientras papá busca con prisa las llaves del coche. Aunque la mochila se preparó con entusiasmo desde el día anterior, el ambiente aún está lejos de la armonía escolar que esperamos.
Y sin embargo, todo eso es parte del regreso. Porque volver a la rutina no solo es cuestión de organización: también es emocional.
Regresar a clases implica algo más que horarios y uniformes. Se trata de restablecer dinámicas familiares, regular emociones, reencontrarse con la motivación por aprender y reconectar con la rutina escolar. Y este proceso no sucede automáticamente. De hecho, como muestran estudios recientes, la autorregulación, el apego seguro y las funciones ejecutivas se ven favorecidas por rutinas consistentes que se acompañan con afecto, límites claros y presencia emocional.
Pero el “ajuste emocional” —ese tránsito que experimentamos todos, no solo los niños— puede vivirse con entusiasmo y sentido, si logramos que el regreso tenga algo de ritual, algo de propósito… y algo de motivación.
¿Por qué regresar a la rutina puede ser tan retador?
Porque durante las vacaciones, nuestras familias han funcionado de forma distinta. Dormimos más tarde, nos relajamos con pantallas, comemos a diferentes horas y vivimos sin la presión del reloj. Volver al ritmo escolar implica, para algunos miembros de la familia, una resistencia natural al cambio. Y eso no está mal. Solo requiere acompañamiento.
En lugar de militarizar el regreso con gritos o prisas, podemos diseñar un ambiente donde el orden y la estructura sean percibidos como elementos que dan seguridad, no castigos. Un entorno en el que volver a clases se sienta como un nuevo comienzo lleno de retos emocionantes, personas que nos extrañaron… y el deseo de crecer un poco más.
5 acciones para preparar a tu familia (¡y a ti!) esta semana:
- Cambia los horarios gradualmente. No esperes al domingo por la noche. Comienza desde hoy a adelantar 15-20 minutos la hora de dormir y despertar.
- Hablen del regreso como un equipo. Conversen en familia: ¿Qué les emociona de este nuevo ciclo? ¿Qué retos tuvieron el año pasado que ahora pueden enfrentar mejor?
- Preparen juntos el espacio y los materiales. Que los niños participen: etiquetar útiles, organizar su rincón de tareas…
- Planifiquen algo especial para el primer día. Un desayuno distinto, una foto familiar, una nota sorpresa en la lonchera.
- Cuiden el ambiente. Validar los nervios, permitir la nostalgia de las vacaciones, y animar con esperanza. El inicio importa.
Descarga gratuita: Tablero de rutina visual
Para apoyar a los más pequeños en este proceso, hemos preparado un tablero imprimible con íconos y espacio para marcar cada paso de la rutina matutina. Puedes pegarlo en el refrigerador o cerca de su cama, e incluso usar fichas o stickers como refuerzo positivo.
(Incluye: despertar, vestirse, higiene, desayuno, mochila, despedida)
Y para los adolescentes, puedes usar una versión digital del mismo tablero con tiempos estimados, frases motivacionales y recompensas semanales.
Nos vemos el primer día… ¡con emoción, orden y ganas de disfrutar juntos este nuevo ciclo escolar en el Andes!
¡Feliz regreso a clases!
Por Wendolyne Juárez Beguerisse
Mamá de corazón, Psicóloga de formación y directora de Middle School por vocación.