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Adolescentes y tecnología: ¿cómo acompañarlos en esta etapa digital?

Adolescentes y tecnología: ¿cómo acompañarlos en esta etapa digital?

Para nuestros hijos, que han nacido en un mundo digital, la tecnología no es algo que aprendieron a usar: es el entorno natural en el que se comunican, se entretienen y, muchas veces, aprenden.

En la actualidad, las tecnologías de la información y comunicación (TIC) se han convertido en un elemento indispensable de nuestra vida diaria. Para nuestros hijos, que han nacido en un mundo digital, la tecnología no es algo que aprendieron a usar: es el entorno natural en el que se comunican, se entretienen y, muchas veces, aprenden.

Como nativos digitales, los adolescentes están familiarizados con el uso de dispositivos móviles, videojuegos, redes sociales y plataformas de mensajería desde edades muy tempranas. Sin embargo, esta familiaridad no siempre va acompañada de la madurez necesaria para gestionar sus riesgos, lo que los convierte en uno de los grupos más vulnerables frente a los efectos del uso inadecuado de la tecnología.

El reto de ser papás en la era digital

La era digital ha transformado todos los aspectos de nuestra vida: la forma en que trabajamos, aprendemos y nos relacionamos. Para los adolescentes, esta transformación es especialmente significativa, ya que la tecnología se ha convertido en una parte integral de su día a día.

Los padres enfrentamos el desafío de acompañar esta realidad con equilibrio: reconociendo los múltiples beneficios de la tecnología, sin ignorar los riesgos reales que implica. Como bien señala Steinberg (2014), los adolescentes buscan independencia, identidad y sentido de pertenencia. En este proceso, la tecnología puede ser una gran aliada, pero también una fuente de presión, comparación, ansiedad o distracción.

Beneficios de la tecnología bien utilizada

Cuando se utiliza de forma responsable y con intención formativa, la tecnología puede enriquecer significativamente la experiencia educativa de los adolescentes. Plataformas de aprendizaje en línea, herramientas para organizar el tiempo, recursos de investigación o aplicaciones para el desarrollo de habilidades específicas pueden ser poderosos aliados.

Un estudio del Pew Research Center (2018) señala que el uso educativo de la tecnología puede fomentar habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad. Además, el acceso a información de calidad y la posibilidad de conectar con comunidades globales abren nuevas puertas para el aprendizaje autónomo.

¿Y los riesgos?

No todo lo que brilla es oro. El uso excesivo o inadecuado de la tecnología puede generar dependencia digital, dificultades para dormir, menor rendimiento académico, disminución de la interacción social presencial y aumento de la ansiedad (Twenge, 2017).

Las redes sociales, en particular, exponen a los adolescentes a una presión constante por validación, comparaciones poco realistas y contenido no siempre adecuado para su edad. Además, existe el riesgo de que estén expuestos a ciberacoso, desinformación o hábitos poco saludables relacionados con el uso del tiempo libre.

¿Qué pueden hacer los padres?

Aquí algunas claves para acompañar a los adolescentes en el uso saludable de la tecnología:

🟦 Establecer límites claros y consistentes. Horarios para el uso de pantallas, momentos libres de tecnología (como las comidas o antes de dormir) y reglas claras sobre qué tipo de contenido es adecuado.

🟦 Interesarse por lo que hacen en línea. Pregunta, observa, conoce las plataformas que usan y mantén el diálogo abierto. La confianza se construye estando presentes sin invadir.

🟦 Educar, no solo restringir. Explica los riesgos, pero también promueve una actitud crítica y responsable ante lo que ven, comparten o consumen.

🟦 Dar el ejemplo. La mejor manera de enseñar un uso saludable de la tecnología es mostrándolo en casa. Si los adultos estamos siempre con el celular, será difícil que ellos adopten límites.

🟦 Aprovechar lo positivo. Motívalos a usar herramientas que impulsen su creatividad, colaboración, organización y aprendizaje.


Conclusión

La tecnología no es el enemigo. Tampoco debe ser vista como la única solución. Como en muchos aspectos de la vida, el equilibrio es la clave. Acompañar a nuestros adolescentes en este entorno digital requiere paciencia, información, presencia activa y límites amorosos. Más que prohibir, se trata de educar para que ellos mismos puedan tomar decisiones responsables y conscientes.

En el Andes Puebla trabajamos junto con las familias para formar alumnos con un uso sano y constructivo de la tecnología, desarrollando competencias digitales y valores que los preparen para los desafíos del mundo real y virtual. Porque en la era digital, lo más importante sigue siendo lo humano.